martes, 1 de septiembre de 2015

Prólogo

Educando a Rita. © Columbia Pictures

Podría haber llamado a este blog algo tipo "Confesiones de...", pero hubiese sido más de lo mismo. Que ya lo es, lo reconozco, pero no tengo por qué reincidir en ello. También podría haber remitido a un paraje lejano, tal vez imaginario, un "Viaje/descenso/ascenso/caminando a..."; pero ya lo tengo muy visto (mi otro blog va por ahí). Por último, y para colmo del eruditismo aparente, podría haber recurrido a una cita de alguna obra clave: cuanto más latina, culta y difícilmente rastreable fuese, mejor, más apariencia así de intertexto indescifrable.

Pero de "docto" va el asunto: la ruta me llevará, si hay suerte, hacia ese objetivo. En julio salió el listado: en breve pasaré a engrosar la cuenta de becarios del MECD que buscan meter cabeza en la Universidad. Por otro lado, la destreza con el acero me ha sostenido desde hace muchos años. Así que por ahí tenía que empezar: por un proyecto profesional y una deuda vital. Adocta destreza: el arte de vencer (solo si el enemigo quiere morir), como guía en el viaje hacia el conocimiento "no común u ordinario". Lo que vengo haciendo hasta ahora, que es darle vueltas al coco y escribir lo que se me ocurre, aplicado a lo que está por venir (está ocurriendo, ya ha ocurrido): la tesis doctoral. Je.

Educando a Rita. © Columbia Pictures

Con este blog no aspiro a más que a hablar del día a día. Cuanto más lo pienso, menos sentido le encuentro: pero así se sostienen decenas de miles de bitácoras (qué lejos queda llamarlas así) en la red. Tal vez no me venga mal, tanto como para dar visibilidad a lo que estudio porque me apasiona, y porque creo encontrarle verdadera utilidad social, como para desfogarme de ver en cuando con decepciones o agradables sorpresas. Tal y como están las cosas, y con las posibilidades que ofrecen las comunidades inmateriales en red, tener un portal de expresión y encuentro puede ser bastante reconfortante: y, ante todo, si sirve para no quedarme quieto y así transmitir las inquietudes y sorpresas de mi futuro trabajo, con tal de visibilizar las injustamente denostadas Humanidades, pues bienvenido sea.

Por ahora, nada más. A ver con qué se me ocurre abrir la veda de lecciones sobre literatura, o cuál es el siguiente paso en la vía de la tesis, o qué disgresión se me pasa por la cabeza. Creo que es buen momento para escuchar "Telegraph Road", de Dire Straits. De telégrafos va el asunto, aunque ahora más bien se hayan actualizado en Wi-Fi y 4G. Y del tiempo que lo cambia todo. Os dejo que saquéis cada uno las interpretaciones que os parezca: a mí esto de los símbolos se me hace muy pesado de pensar.

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